La comunidad arbitral de Valladolid se encuentra de luto por la dolorosa pérdida de Óscar Pelillo, un hombre muy querido y admirado por todos los compañeros en el mundo del arbitraje. Óscar dedicó 33 años de su vida al arbitraje, una pasión que lo llevó a dirigir partidos no solo en competiciones oficiales, sino también en ligas sociales y encuentros benéficos. Su amor por el arbitraje era innegable, y siempre estaba dispuesto a colaborar donde se le necesitara, sin importar la categoría del partido. Incluso tuvo la oportunidad de arbitrar en la Tercera División durante dos temporadas.
La carrera arbitral de Pelillo comenzó cuando era joven, a finales de los años 80, en la sede de Francisco Suárez. En aquellos tiempos, la Delegación vallisoletana vivía momentos dorados, con cinco árbitros en Primera División. Óscar y un grupo de jóvenes árbitros aprendieron valiosos valores de colegas excepcionales que no solo fueron compañeros, sino también figuras paternas en el ámbito deportivo. Compartieron numerosos viajes por toda España y Castilla y León, pero lo que más recordaron fueron los partidos de fútbol que jugaban al final de cada temporada en otras delegaciones. En estos encuentros, Óscar siempre ponía un toque de humor y dejaba a un lado las controversias.
Estos valores y principios inculcados por Óscar fueron transmitidos a las generaciones posteriores de árbitros, a quienes siempre estuvo dispuesto a ayudar y apoyar para que se sintieran respaldados. Ganó su cariño y respeto, y hasta el último día, sus compañeros se preocuparon por su estado de salud, temiendo un desenlace que nadie deseaba.
La familia del fútbol y el arbitraje en Valladolid está triste y conmocionada por esta pérdida, especialmente sus hijos Lucía y Mario, quienes siguieron sus pasos en el arbitraje. No podemos olvidar a su madre, su gran apoyo en sus primeros pasos en este deporte.
Óscar, es injusto que nos hayas dejado tan pronto, cuando estabas en la plenitud de la vida. Pero nos dejas un legado y un recuerdo que perdurará. Siempre recordaremos tu eterna sonrisa.
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